domingo, 20 de noviembre de 2016

Un poco de cine: "Submarine" de Richard Ayoade

Submarine: ir hasta las profundidades



No sé si pueda referirme hacia mí con el apelativo de cinéfila, sinceramente no creo poseer un vasto conocimiento sobre la materia, estoy consciente de que me hace falta ver muchos materiales, leer de directores, aprender de técnicas y desarrollar ese feeling. A pesar de ello, no puedo descartar cierta comprensión hacia el cine, hacia sus historias y los retratos que se presentan de situaciones que a veces no son tan lejanas de la realidad como pudiera pensarse, quizá debido al hecho de una inclinación artística que se me ha cultivado desde pequeña, al encontrar en ese mundito de colores y movimientos un puerta hacia el entendimiento humano, y por supuesto a ese ojo quisquilloso que la psicología permitió que puliera. Con “todo” esto, hoy me atrevo a hacer una recomendación: Submarine, una película de 2010 escrita y dirigida por Richard Ayoade, de quien sinceramente no tenía ni idea de quién era hasta que vi este film de poquito más de 90 minutos, pero ¿qué tiene de especial?


Decidí verla porque encontré en una página de referencias, una imagen que me pareció tan sincera que daba pena, una pequeña nota de permiso para no ser funcional porque se tenía el corazón roto. La vi y de inmediato pensé -¡quiero hacer eso algún día! Y ahí va mi punto de por qué es interesante la película, pensemos un momento, ¿por qué nos llama la atención algún film? ¿Es el reparto?, ¿el director?, ¿la música?, aunque pueda que todos estos factores influyan, realmente creo que la identificación con la historia, con los personajes es eso que nos lleva a pagar por una entrada, googlear el título y buscar entre muchos resultados esperando encontrarla con subtítulos o un buen doblaje y rezar en no descargar páginas exóticas que te invitan a conocer al amor de tu vida que vive en Tailandia (sigo recibiendo correos de una maldita página de citas “inolvidables”). El punto es, que cuando haces click con ese personaje, es muy difícil que no hagas cualquier cosa por ver la película, y cuando por fin terminas y empiezan a correr los créditos te queda esa sensación de haber visto pedacitos de tu vida en 24/7.




Pues ese es el caso de Submarine, los colores tan fríos, la ambientación retro, la voz en off de un pobre chico inadaptado y su ansiedad por la vida, las relaciones y la muerte, recuerdan la fragilidad del día a día, todo armonizado con una música fantástica a cargo de Alex Turner. Lo que inicia como una historia de la conformación de la identidad de un adolescente a quien la vida le escupe en la cara, toma rumbos inesperados con giros argumentales sobre la decadencia, el deseo y la lealtad y con ese encantador toque de escenas grabadas con una súper 8. 


Existe una frase popular que dice algo como “lo bueno del cine es que durante dos horas los problemas son de otros”, sin embargo en esta película es tanto el grado de empatía, que es imposible no repensar qué es lo que estamos haciendo, función que en mi opinión debería de cumplir toda manifestación del arte, el ser capaz de concientizar a las personas de la realidad que cada uno construye y de la influencia e impacto que podemos generar en los otros. 


En general creo que es una película digna de mirar, de la cuál aprendes que las cosas no siempre resultan tan mal como creías, que es importante dejar ese egoísmo tóxico y que todo es mejor con un buen mix tape. 


https://www.youtube.com/watch?v=KCkBi0EHp4U
Aquí el vínculo para verla subtitulada


                                                                                                                    gloria



jueves, 3 de noviembre de 2016

Un poco diferente


Alter 


Lo veía yacer en el suelo, rodeado de restos de historias deshechas, pedacitos de libros quemados volaban por el aire como una lluvia ligera, las cenizas nos cubrían, manchaban su  piel pálida con su fino roce – ¿Sancho, qué ha pasado?- apenas su voz susurrante alcanzó a decir, - Mi señor, esta vez fue demasiado… ellos nos superaban en número, lo siento señor creo que esta ha sido la última aventura.

 
Poco a poco sus ojos se fueron cerrando, su rostro se transformaba en algo insólito, algo sin precedentes, algo que no puedo describir más que como  sobrenatural, aquel caballero no combatiría más…

-¿Pero qué fue eso que lo… lo atacó?

- Te lo he dicho ya, esas criaturas carecía de vida, sus ojos no tenían alma y aun así se movían, eran bastantes, sus brazos largos y huesudos nos tomaron por la espalada, él con maestría esquivó a unos cuantos, incluso el buen Rocinante fue de ayuda, el pobre y fiel Rocinante… tampoco tuvo un final agradable, las criaturas simplemente acabaron con él

- ¿Acabaron con ellas?, con las criaturas, ¿se fueron para siempre?

- Mi buen amigo, yo no sé si volverán, aquella  horda fue eliminada, el fuego se deshizo de ellos, al igual que ellos devoraron a nuestro caballero de armadura oxidada.

 gloria 




Esta es la de Don Quijote, la sin par, la gigante calavera.
José Guadalupe Posada 

miércoles, 2 de noviembre de 2016

“la pesadilla de un escritor"

Un sueño
Un sueñ
Un sue
Un su
Un s
Un
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Una vez soñé algo a lo que le denominé “la pesadilla de un escritor”: Una figura masculina entraba a su departamento desprolijo y frio, casi igual que el aspecto de aquél hombre, aventaba sus llaves sobre la cama sin tender y con tedio se sentaba frente a su escritorio, miraba impaciente el teclado y el cursor parpadeando sobre la página en blanco de su computadora,  sinuosos intentos de escribir que se ahogaban con el paso de las horas, el reloj martillando minuto tras minuto y la página seguía en blanco. La angustia del hombre se tornaba enfermiza, comenzaba a sudar y a chasquear los dientes, tan fuerte que casi se comparaba con el eco de las manecillas que avanzaban a prisa.
Después de muchos esfuerzo, las palabras iban surgiendo, una a una, con ritmo y franqueza, las páginas se iban llenando de frases hermosas y vivas, toda la agonía iba quedando atrás, el alivio reconfortaba al personaje, pero no por mucho tiempo.
Cuando por fin el hombre comenzaba a plasmar palabras, sus manos perdían el control, primero la velocidad con la que escribía se volvía insólita, al grado de que la coordinación para articular palabras desaparecía, después las manos del personaje se estiraban a gran distancia de manera que la computadora se alejaba más y más hasta que casi resultaba imperceptible, para terminar con el desconsuelo, en un solo acto súbito el hombre se derretía, se disolvía espontáneamente quedando como una mancha líquida en el suelo del cuarto.
***
A pesar de que este sueño lo tuve hace casi cuatro años, sigue muy presente en mi memoria, y hoy más que en otras temporadas, me identifico con él. Pasé casi un año en un proceso de investigación, recabando información, argumentando mi postura, haciendo y rehaciendo secciones para publicar, y ahora que puedo “descansar” y volver a la escritura suelta y libre, sin un formato o estilo rígidos, me siento completamente perdida como aquél personaje al que la distancia entre lo que quiere decir y lo que escribe se vuelve inmensa, tanto que para este primer post he hecho casi tres ensayos, desechando lo escrito en donde comparaba el totemismo descrito por Freud con un sueño que tuve. En fin, si de algo ha de servir este blog y como ya decía con antelación, es para una depuración mental, con la cual espero recuperar un poco de la forma que tenía de relatar historias.
Bienvenidos pues al sitio donde iré vaciando poco a poco mi cabeza, o ya sea violentamente, en cuyo caso pido consideración  por las letras, puntos o acentos omitidos en la premura de escribir.

gloria